El sábado 2 de octubre, el obispo, ordenó sacerdotes a Pablo Cornejo Martínez, Abel Fuentes Pintado y Francisco José García-Casarrubios Poveda. Fue en una celebración en la catedral, que se llenó de familiares, amigos y sacerdotes.
Desde la mañana del pasado sábado 2 de octubre, Ciudad Real cuenta con tres nuevos sacerdotes. Se trata de Pablo, de 28 años; Abel, de 31, y Francisco José, de 32 años, que fueron ordenados en la catedral por el obispo de nuestra diócesis, don Gerardo Melgar Viciosa.
Amigos, familiares y compañeros llenaron el templo para participar en una celebración que alegra y fortalece a toda la Iglesia de Ciudad Real gracias a la respuesta generosa de tres jóvenes a los que Cristo consagra y envía por la fuerza del Espíritu.
En la homilía, don Gerardo expresó su gratitud al Señor por la elección y a ellos por la respuesta positiva al seguimiento: «Habéis sido elegidos por Cristo para ser sacerdotes según su corazón, para que os gastéis y desgastéis en la misión que se os confía».
Explicó a toda la comunidad cómo Cristo «no elige a los más capaces», sino que capacita para la misión, algo que «está presente durante el discernimiento vocacional». Este «cambio de perspectiva», continuó, nos habla de la gracia, de «lo importante que es la acción de Dios en la vida y en el ministerio de todo sacerdote», que no ejerce su labor «apoyándose en sus propias fuerzas y capacidades, sino en la confianza que tiene de que Dios es capaz de hacer en su vida y en su ministerio auténticas maravillas».
En este sentido, don Gerardo continuó definiendo al sacerdote como un hombre que se ha dejado expropiar por Dios «para vivir la vida entera a su servicio y al servicio de los hermanos».