Durante los días uno al cuatro de noviembre, el seminario mayor, con las comunidades de Teología y Fundamentación, ha peregrinado desde Ciudad Real hasta Villanueva de los Infantes pasando por Carrión de Calatrava, Torralba de Calatrava, Daimiel, Membrilla, Manzanares y La Solana. En las distintas parroquias hemos recibido el cariño y el afecto de muchas personas, sacerdotes y laicos, que nos han dado lo mejor de sí mismas.
Hemos podido compartir la Eucaristía con las distintas comunidades y hemos tenido encuentros con jóvenes y adultos. En ellos hemos podido escuchar de la boca de muchos de ellos, en un diálogo sencillo y fraterno, qué esperan un sacerdote. Entre las muchas cosas que se dijeron podemos destacar la cercanía y sencillez, el equilibrio afectivo y la normalidad psicológica, una buena formación intelectual… también nos decían que se predicase el Evangelio aunque a veces no sea agradable escucharlo. También nos hicieron muchas preguntas sobre nuestra vocación y sobre muchos otros temas.
Durante esos días, algunas familias abrieron las puertas de sus casas para darnos alojamiento, y así, de uno en uno o de dos en dos, pudimos convivir con las familias, descansar del camino, cenar, hablar y así hacer nuevas amistades. También las parroquias tuvieron la oportunidad de conocer a sus seminaristas, dentro de los cuales, posiblemente se encontraban los que serán sus futuros sacerdotes.
Por último, nuestro camino fue un ponernos bajo la protección y la guía de santo Tomás de Villanueva, modelo de sacerdotes. Esta peregrinación ha sido ante todo un ponernos a la escucha del “santo de la caridad”. Su palabra y su vida son una auténtica escuela de pastores de almas.
Ha sido una experiencia inolvidable. Nuestra alegría estuvo en proporción directa con nuestro esfuerzo y con nuestro cansancio. Ahora seguimos teniendo por delante un camino de escucha y de formación sacerdotal que queremos poner bajo el patrocinio y guía de nuestro ilustre paisano Tomás de Villanueva.