El pasado viernes 9 de noviembre, nuestros hermanos de 6º de Teología (Ivan Bastante y Francisco Javier García de León), recibieron el “rito de acolitado” por el obispo de la diócesis de Ciudad Real, monseñor Gerardo Melgar Viciosa, en la Parroquia Santa María del Prado, en Ciudad Real.
En una entrevista, ante la pregunta ¿Qué supone recibir esta tarde el Ministerio de acolitado? Ivan Bastante afirmaba:
«Sinceramente es un paso muy importante, en primer lugar, porque es respuesta a la vocación que Cristo nos hace y, en segundo lugar, porque nos confirma esa llamada por medio de nuestra iglesia de Ciudad Real.
Utilizando el símil de la peregrinación que hemos realizado el Seminario Mayor hasta Villanueva de los Infantes (del 1 al 4 de noviembre), podemos decir que estamos en la penúltima etapa.
Esto que ha podido parecer un camino largo, donde andamos en comunidad, apoyándonos y ayudándonos unos a otros, donde aparecen mediaciones y personas que te marcan y te dan consejos, existen momentos felices, pero también duros, sin embargo, antes de que te des cuenta ya estas llegando casi a la meta. Y todo porque el espíritu de Dios va delante allanando el camino y detrás animándonos.
Por lo que ahora mismo estamos en la alegría de esta etapa nueva al servicio de nuestra iglesia».
Y por otro lado, os presentamos el testimonio de nuestro compañero Francisco Javier García de León donde nos explica qué es el rito del acolitado y qué supone para él:
«Me llamo Francisco Javier y me metí en nuestro Seminario porque pensaba que Dios me llamaba para ser presbítero y, durante estos años de formación, ha ido resonando con mayor fuerza e insistencia la llamada que creo que el Señor me está haciendo: a estar con Él, a amarle con todo y a amar a mis hermanos; y también a abrir caminos para que todos le conozcan: que se encuentren con Él y se enamoren de Él.
Con el rito de acólito, la Iglesia nos dio a mi compañero Iván y a mí la misión de servir al presbítero en la preparación del altar durante la liturgia eucarística, y nos capacitaron tanto para ser ministros extraordinarios de la Comunión como para llevar la comunión a los enfermos.
El recibir el ministerio de acólito ha sido muy importante para mí porque me ha permitido volver a decirle al Señor que lo amo con todo lo que soy, y que quiero servirle amándole y amando a su Iglesia.
El poder servir a la comunidad cristiana así me está ayudando a tener en el corazón y en la oración a la gente de mi Iglesia. Por otro lado, el momento del rito en sí también ha sido importante porque me ha permitido volver a decirle al Señor que quiero estar con Él, que lo amo y que quiero amarlo cada vez más. Que quiero servirle amándolo y amando a su Iglesia. Que quiero dedicar mi vida a abrir caminos para que todos lo conozcan.
A quien lea esto le pido que ore por mí y por mis compañeros, para que cada día nos enamoremos más de Dios y de su Iglesia. Nuestra Iglesia.»